¿Qué es la salsa agridulce?
Llámala como quieras: a veces salsa agridulce, otras salsa al agridulce.
Sea como sea, siempre deja un recuerdo, o mejor dicho, un sabor inolvidable. Casi universalmente apreciada, acompaña de buen grado los platos salados y ofrece un magnífico abanico de posibilidades de uso.
Ya sea para mi receta de samosas o para mi pollo crujiente agridulce.
Origen de la salsa agridulce
“Salsa camaleón”, la salsa agridulce atestigua una tradición tanto de platos criollos como asiáticos… o incluso de Francia, donde la combinación salado-dulce recibe el nombre de “aigre-doux”.
Su origen se sitúa en China, concretamente en la provincia de Hunan (por cierto, ven aquí a descubrir mi receta de ternera de Hunan); la salsa agridulce habría sido introducida en Europa por los árabes y en América del Norte por los chinos.
Lo cierto es que la salsa agridulce sabe ganarse el paladar, como demuestra su expansión geográfica. ¡No es poca cosa para una simple salsa!
Los diferentes tipos de salsas agridulces
Podemos distinguir dos grandes categorías de salsas agridulces:
La salsa agridulce para mojar: Como su nombre indica, es una salsa pensada para mojar. Ya sea con tempura de gambas o con samosas, suele servirse fría durante los aperitivos.
La salsa agridulce para cocinar: una vez más, el nombre lo dice todo. Se utiliza como condimento para mezclar con fideos, pollo en salsa, pescado agridulce, etc…
Los principales ingredientes de la salsa agridulce
- El ketchup: procura elegir el menos artificial posible; revisa bien los ingredientes de la etiqueta
- Vinagre de arroz: esencial para la parte “agria”, descubre aquí cómo usarlo o cómpralo en Amazon
Receta de salsa agridulce
Salsa agridulce ultrafácil
Ingredientes
- 100 g de azúcar
- 100 g de kétchup
- 60 g de vinagre de arroz
- 2 cucharadas de agua
- 2 cucharadas de maicena
Procédé
- A fuego medio, mezcle todos los ingredientes en una cacerola
- Remueva constantemente hasta que la salsa espese
Nutrition
Consejos para conseguir una salsa agridulce casera perfecta
Es un detalle menor, pero si reservas el agua y la maicena en un cuenco aparte (mezclándolas bien) y esperas a que el resto de los ingredientes empiece a hervir para entonces incorporar la mezcla de agua y maicena sin dejar de remover, conseguirás una textura ligeramente mejor.