El arroz es un imprescindible de la cocina asiática… ¡y de muchas otras! ¿Sabías que en el mundo se producen más de 750 millones de toneladas al año? Aunque los principales productores están en Asia, Europa —muy por detrás— también aporta unas 2,8 millones de toneladas anuales. En pocas palabras: ¡el arroz está más de moda que nunca!
Es, de hecho, uno de los alimentos básicos más consumidos del planeta. Y, para alegría de sus entusiastas, existen unas 130 000 variedades, cada una con su propio sabor, textura y color.
¡Suficientes para contentar a cualquier paladar! En este artículo no describiré las 130 000, pero sí encontrarás una guía completa de los tipos de arroz que quizá cocines algún día. Del clásico arroz blanco al integral y a opciones más exóticas como el salvaje o el negro, sabrás qué te espera y con qué salsa servirlo.
Arroz basmati o arroz indio

El arroz basmati es una variedad aromática originaria de India y Pakistán, muy apreciada por su perfume floral y su textura ligera y suelta. ¡No lo confundas con el arroz tailandés!
Se distingue por su marcado sabor a avellana y por sus granos largos y finos, disponibles en versión blanca o integral. Se utiliza a menudo en la cocina india y pakistaní —sus lugares de origen—, pero también en la persa y china.
Es el acompañamiento ideal para platos picantes o muy especiados, como un buey al saté o un sambal oelek. Para intensificar su aroma, añade al agua de cocción cardamomo, canela o clavo.

Antes de cocinarlo, enjuágalo varias veces hasta que el agua salga clara; así eliminarás el exceso de almidón y evitarás que se pase. Después cuécelo en agua hirviendo unos minutos. Este arroz acompaña de maravilla platos con salsa o ensaladas y, además, ¡es facilísimo de preparar!
Arroz tailandés

El arroz tailandés, también conocido como arroz jazmín, es una de las variedades más populares. Su aroma característico lo diferencia de las demás. Ojo: no huele ni sabe a jazmín; debe su nombre al color del grano, similar al de los pétalos de esa flor. Se sirve, por ejemplo, con el pollo hainan.
Se cultiva sobre todo en Tailandia, aunque también en el resto del Sudeste Asiático. Presenta granos largos y ligeramente translúcidos que, una vez cocidos, quedan firmes. Su sabor suave y su textura sedosa conquistan a muchos paladares.
Hay muchas formas de cocinarlo, pero la más habitual es al vapor.
Lávalo varias veces para retirar el almidón y luego cuécelo al vapor hasta que quede tierno. Es imprescindible en numerosos platos tailandeses picantes, como currys o salteados, pero también funciona como base de ensaladas o, por qué no, de postres.

Arroz blanco

El arroz blanco es uno de los más consumidos del planeta. Se obtiene al eliminar la capa exterior y el germen del grano, lo que lo convierte en una opción más refinada que, por ejemplo, el arroz integral.
Al desprenderse de esas capas llenas de vitaminas y fibra, resulta menos nutritivo. Solución: acompáñalo con alimentos ricos en micronutrientes y fibra para mejorar su perfil nutricional.
No se conoce con exactitud su origen, aunque se cree que empezó a cultivarse hace miles de años en Asia Oriental, concretamente en China e India. Desde entonces se ha convertido en un básico en muchas culturas.

Su textura ligera y aireada y su sabor neutro lo hacen muy versátil. Se usa en recetas de Asia, Latinoamérica y Europa.
Puede prepararse de mil maneras: en cacerola, olla de cocción lenta o arrocera. ¡Es el momento de lucirte con tu mejor arroz cantonés!
Arroz integral

Originario de Asia y cultivado desde hace milenios, se cree que el arroz integral se plantó por primera vez en China hace más de 7000 años.
Conocido también como arroz “cargo”, es un grano entero muy apreciado por su textura y su poder saciante. A diferencia del blanco, conserva todas las partes del grano, de ahí su tono marrón oscuro.
Es una buena fuente de proteínas vegetales y produce saciedad rápidamente. Por ello se considera una alternativa más saludable al arroz blanco. La fibra que contiene ayuda a regular la digestión y a mantener estable el nivel de azúcar en sangre.
De sabor más intenso que el blanco, se prepara de forma similar, aunque necesita algo más de tiempo de cocción debido a su alto contenido en fibra y nutrientes.

Enjuágalo antes de cocinarlo para eliminar impurezas. ¿Idea de receta? La cocina mexicana o española siempre es apuesta segura. ¿Y por qué no sumarlo a la indonesia? Pruébalo en platos de arroz frito, como el Nasi Goreng.
Arroz negro
El arroz negro, también llamado “arroz prohibido” o “arroz del emperador”, es una variedad originaria de China. Se dice que en la antigüedad solo el emperador podía consumirlo.

Destaca por su intenso color —del violeta oscuro al negro—, su textura firme y un sabor que recuerda a la avellana.
Es rico en antioxidantes, concretamente antocianinas, que pueden reducir la inflamación, combatir enfermedades cardiacas y reforzar el sistema inmunitario.
Aporta además fibra, vitaminas y minerales… y no contiene gluten, por lo que es una gran opción para quienes son sensibles a él.
Sorprendentemente, el arroz negro resulta delicioso en postres. Combínalo con leche de coco o agua de azahar: su matiz a avellana encajará a la perfección.
Por supuesto, también luce en platos salados, como guarnición de guisos. ¿Aún dudas? Prueba el cerdo caramelizado.
Su gran plus es el impacto visual: con este arroz cualquier plato resulta espectacular.
Arroz rojo

El arroz rojo es una variedad china que hoy se cultiva sobre todo en Asia, aunque también en otras regiones. Su tono rojizo, al igual que el del arroz negro, se debe a la antocianina: otro toque de color para tu mesa.
Rico en nutrientes y antioxidantes, este arroz aporta vitaminas del grupo B, hierro, zinc y fibra alimentaria, que ayuda a regular la digestión y a mantener un colesterol saludable.
Además, posee un sabor único, ligeramente dulce. Se utiliza con frecuencia en la cocina asiática para salteados, platos de cerdo o sopas.
Ten presente, no obstante, que contiene levadura roja, la cual puede afectar al hígado. Si padeces problemas hepáticos, consulta a tu médico y evita consumirlo en exceso.
Arroz japónica

Hablamos de otro arroz de grano corto originario de Japón. Tras llegar desde China, se asentó en Japón y hoy se cultiva masivamente en todo el mundo, ¡incluida Europa!

Se utiliza sobre todo como arroz blanco para acompañar gran parte de la cocina tradicional japonesa —sushi, sashimi, onigiri—. Existen varias subvariedades, cada una con sus particularidades.
Por ejemplo, el Koshihikari está considerado el mejor japónica por su textura suave y ligeramente pegajosa y su sabor delicado.
Esa textura esponjosa y ligeramente dulce ha conquistado paladares más allá de Japón. Habitualmente se cuece al vapor o se hierve para preservar sus cualidades.

Para prepararlo, enjuágalo varias veces hasta que el agua salga clara y elimines el exceso de almidón. Después ponlo en una olla con agua fría y llévalo a ebullición.
Cuando rompa a hervir, baja el fuego y deja cocer a fuego lento unos 15 minutos. Al terminar, déjalo reposar unos minutos para que absorba el exceso de agua. Si vas a hacer sushi, mezcla el arroz cocido con vinagre de arroz, azúcar y sal para lograr el sabor agridulce y la textura pegajosa que mantiene los ingredientes en su sitio. También es indispensable en el omurice.
Fuera de Japón, el japónica se utiliza en otros platos asiáticos, como el arroz glutinoso chino o coreano. Yo lo empleo a menudo en mi arroz frito.

También puedes usarlo en postres como arroz con leche o pudines. Es un arroz muy versátil, tanto de guarnición como de protagonista.
Arroz “arborio”
Esta variedad de grano corto procede de Italia y debe su nombre a la ciudad de Arborio, en el valle del Po, Piamonte. ¡No todo el arroz viene de Asia! Se emplea sobre todo para preparar risotto, famoso por su textura cremosa y sabor intenso.
El arborio es ideal para risotto porque contiene mucho almidón que, al cocinarse, se libera y genera la cremosidad característica. Para un buen risotto necesitas caldo, cebolla, parmesano y algo de materia grasa, como aceite de oliva o mantequilla. Derrite la mantequilla o calienta el aceite en una sartén, añade la cebolla y sofríela hasta que quede transparente.
Incorpora el arroz arborio y remueve para nacararlo ligeramente. A continuación ve añadiendo el caldo poco a poco, sin dejar de remover, y espera a que el líquido se absorba antes de agregar más.
Continúa hasta que el arroz esté al dente. Añade parmesano rallado, mezcla y sirve de inmediato. Decora con perejil fresco o unas rodajas de limón para aportar color y frescor. Existen infinidad de versiones de risotto: ¡deja volar tu imaginación!
El arroz arborio también queda delicioso en ensaladas frías o como guarnición de carnes y pescados. Sea cual sea la receta, aporta un toque elegante y sabroso.
Arroz de la Camarga
Cultivado en las llanuras aluviales de la Camarga, en el sur de Francia, este arroz de grano largo destaca por su sabor sutil y su textura ligeramente firme.
Se cultiva de forma responsable y sostenible, sin pesticidas ni fertilizantes químicos, y cuenta con certificación ecológica. Los arrozales se inundan con agua de mar para controlar las malas hierbas, lo que le confiere su color característico y un sabor único.
En la cocina francesa se utiliza para paellas, risottos o como guarnición de carnes y pescados. También luce en ensaladas o platos vegetarianos.
Antes de cocinarlo, enjuágalo bien para eliminar almidón e impurezas. Después cuécelo al vapor o hiérvelo, según indique la receta.
También puedes cocerlo en caldo o con especias para potenciar su sabor. Es una excelente alternativa al arroz blanco, rica en vitaminas B, magnesio e hierro.
Arroz glutinoso
La cocina tailandesa y laosiana recurre a menudo al arroz glutinoso. ¿Qué lo hace especial? Contiene muy poca amilosa y es rico en amilopectina, responsable de su textura pegajosa tras la cocción.
Su preparación exige algo más de mimo: necesita remojo en agua varias horas antes de cocinarse. Después se cuece al vapor o se hierve hasta que queda pegajoso y suave. También puede cocinarse con leche de coco para añadir aroma y cremosidad.
Se emplea como base de postres asiáticos —arroz glutinoso dulce con fruta fresca o leche de coco azucarada, bolitas de coco— y en platos salados, como arroz con gambas o arroz glutinoso con pollo al vapor.
Aporta carbohidratos, proteínas y vitaminas del grupo B, de modo que es una excelente fuente de energía. Eso sí, su contenido calórico es elevado: disfrútalo con moderación.
Arroz salvaje
Directo de América del Norte, el arroz salvaje es un grano largo y oscuro que, en realidad, procede de una planta acuática. No debe confundirse con el arroz negro asiático, de granos más pequeños y redondeados.
Prepárate para dedicarle tiempo: necesita entre 40 y 50 minutos de cocción, pero el resultado compensa. Puedes hacerlo al vapor, hervido o incluso a la parrilla para potenciar su sabor.
Ya sea como guarnición de carnes a la parrilla o en ensaladas de granos, el arroz salvaje se adapta a multitud de recetas.
Aunque su precio es más alto que el de otras variedades, su sabor singular y sus beneficios nutricionales lo convierten en una excelente opción para diversificar la dieta.
Arroz bomba
¡Rumbo a España! El arroz bomba, originario de la Comunidad Valenciana, destaca por su capacidad para absorber gran cantidad de líquido —al igual que el arborio— sin perder su textura firme ni su sabor.

En platos de arroz españoles como el arroz con pollo o el arroz al horno es una auténtica delicia. Para paella es, de hecho, la mejor elección. ¿Una receta clásica? La paella de pollo.