Barbacoa = salsa. Fin del debate. Esta receta debería poner a todo el mundo de acuerdo. Sobre todo en Japón, donde la barbacoa es toda una institución. Es decir, hay que ir con todo.
Para una salsa para mojar dulce y salada, con buen carácter, la salsa yakiniku será LA receta que hará que tus parrilladas sean mucho más apetecibles que de costumbre.
¿Qué es la salsa yakiniku?
Es así de simple: en Asia, la barbacoa se disfruta con todo tipo de salsas (sin juego de palabras). Basta con ver las barbacoas coreanas para entender que es una práctica casi innata.
Todo el mundo se reúne alrededor de una mini parrilla y cada uno cocina su propia porción de carne, todo ello acompañado de pequeños platillos, cada uno muy específico de su región. En definitiva, muy de compartir.
En la cocina japonesa es igual. Y la salsa imprescindible para este tipo de comidas es, efectivamente, la salsa yakiniku. Su nombre, de hecho, hace honor al método de cocción que designa con precisión el estilo de barbacoa japonés (aunque este sea sobre todo un derivado de la barbacoa coreana).

Si se traduce literalmente, también significa “carne a la parrilla”. Más explícito, imposible. La salsa es una mezcla ideal para mojar la carne y las verduras cocinadas. Sabores dulces y salados se dan cita, con el plus de ese gusto a nuez de las semillas de sésamo y del ajo (muy generoso). Una pasada para las carnes a la parrilla.
Ingredientes principales de la salsa yakiniku

El ajo: siendo un fan del ajo, esta salsa iba a ser, inevitablemente, un placer. Es un elemento con el que no se escatima, sobre todo si, como yo, te encanta. El ajo, igual que el jengibre, aporta intensidad a la salsa y añade un toque picante a una mezcla que, en conjunto, se mantiene bastante suave.
La salsa de soja clara: como buscamos precisamente ese equilibrio entre dulce y salado, la salsa de soja clara parece el mejor compromiso. Tiene un punto salado moderado, con la dosis justa de sal que no saturará el aliño general del plato con el que disfrutes la salsa yakiniku.
El azúcar: en muchas recetas se utilizan trocitos de manzana rallada, a menudo manzanas Fuji (variedad asiática, como indica su nombre) o Pink Lady, conocidas por ser jugosas y dulces. En esta receta, nos quedamos simplemente con azúcar.
Las semillas de sésamo: además de aportar una textura crujiente, las semillas de sésamo blancas dan un sabor a nuez.
El aceite de sésamo: aporta profundidad y refuerza los sabores de las semillas de sésamo con ese gusto “tostado”.

Ingredientes
- 75 g de cebolla rallada, con su jugo
- 4 dientes de ajo rallados, con su jugo
- 5 g de jengibre pelado, preferiblemente en una sola pieza
- 0.5 cucharadita de chile en polvo
- 60 ml de salsa de soja clara
- 2 cucharadas de azúcar
- 1 cucharada de semillas de sésamo blancas
- 1 cucharadita de aceite de sésamo
Instrucciones
- Mezcla todos los ingredientes, excepto el aceite de sésamo, en un cazo pequeño.75 g de cebolla, 4 dientes de ajo, 5 g de jengibre, 0.5 cucharadita de chile en polvo, 60 ml de salsa de soja clara, 2 cucharadas de azúcar, 1 cucharada de semillas de sésamo
- Llévalo a ebullición a fuego medio y, cuando rompa el hervor, retira del fuego.
- Retira el jengibre.
- Añade el aceite de sésamo y mezcla bien.1 cucharadita de aceite de sésamo
Notas
Nutrition
Fuentes culinarias
Para esta receta, tomé como base la de Just One Cookbook y la modifiqué ligeramente. Me parecía que el gochujang dominaba demasiado; preferí utilizar el polvo de chile japonés togarashi o, en versión coreana, el gochugaru.