Cubra apenas con agua los dientes de ajo pelados en una cacerola y lleve a ebullición a fuego medio. En cuanto aparezca la primera burbuja, escurra y enfríe bajo el chorro de agua fría del grifo.
Repita el procedimiento una vez más.
Corte el ajo en rodajas muy finas y póngalo en una cacerola junto con los chiles y el vinagre de arroz.
Lleve a ebullición; en cuanto hierva, espere 3 minutos y retire del fuego.
Añada la miel y la sal. Mezcle bien y deje reposar durante una hora antes de triturarlo todo en la batidora.
Vuelva a llevar la salsa a ebullición y déjela reducir a fuego medio durante 15 minutos.
Cuando esté fría, incorpore la salsa de soja. Consérvela en el frigorífico, en un frasco hermético.