Corta el ube o los ñames frescos en trozos que quepan cómodamente en la olla. Cubre los trozos con agua, lleva a ebullición y cocina hasta que un tenedor los atraviese con facilidad (aprox. 1-2 h).
Retira los ñames y deja que se templen. Mientras aún estén calientes, pélalos y tritúralos con un tenedor o prensapuré; yo suelo usar la licuadora.
Añade el azúcar y la crema de coco endulzada y sigue licuando.
Pasa la mezcla a una sartén antiadherente grande o a un wok y cocina a fuego medio, removiendo sin parar, hasta que la halaya espese notablemente. No te tientes a subir el fuego: si dejas de moverla, se pegará.
Sabrás que está lista cuando, al pasar la cuchara por el centro, la mermelada apenas se vuelva a unir.
Vierte la halaya en un recipiente resistente al calor, deja que se enfríe y ¡disfruta!
Notas
Si encuentras trozos grandes de ñame, presiónalos contra las paredes de la sartén; con todo, la licuadora debería haberse encargado de ello.
La halaya seguirá asentándose y espesando mientras se enfría y, aún más, una vez refrigerada.