En un plato o bandeja mezcla la sal con la fécula de maíz. Incorpora los camarones y remueve hasta que queden ligeramente cubiertos.
Sal y pimienta al gusto, 125 g de fécula de maíz
Prepara el condimento mezclando la sal con la pimienta de Sichuan en un cuenco pequeño.
1 cucharadita de sal, 1 cucharadita de pimienta de Sichuan
Calienta 1,5 cm de aceite en un wok o sartén mediana a fuego medio-alto hasta que alcance unos 190 °C. Si no tienes termómetro, introduce el mango de una cuchara de madera; deberán formarse rápidamente pequeñas burbujas a su alrededor.
Aceite vegetal neutro
Añade los camarones de uno en uno formando una sola capa. Sujeta cada cola, sacude el exceso de fécula y deposítalos con cuidado en el aceite. Probablemente tendrás que freírlos en varias tandas. Fríe cada lado durante unos 2 minutos, hasta que estén ligeramente dorados y se curven.
Retira los camarones y colócalos sobre una rejilla para que escurran.
Cuando todos los camarones estén listos, vierte el aceite sobrante en un bol y deja solo una fina película en la sartén; desecha los restos de rebozado o se quemarán
Incorpora el ajo y los chiles al wok a fuego medio-alto. Saltea 1–2 minutos, hasta que desprendan su aroma
6 dientes de ajo, 2 chiles rojos
Añade los camarones y espolvoréalos con la mezcla de sal y pimienta; remueve hasta que queden bien impregnados.
Pásalos a un plato y decora con cebollín.
Cebollín en rodajas
Notas
Es fundamental eliminar los restos de rebozado, incluso si implica tirar todo el aceite o cambiar de sartén/wok. Si se queman, arruinan el sabor por completo (lo digo por experiencia; que en paz descansen los camarones de la prueba nº 2)