Estas alitas japonesas, fritas dos veces, bañadas con un glaseado de soja y mirin y rematadas con sésamo, logran una piel increíblemente crujiente y un sabor agridulce irresistible.
Corta las puntas de las alitas y, si son medianas, practica un corte longitudinal junto al hueso.
10 alitas de pollo
Glaseado
Reúne todos los ingredientes del glaseado, excepto el azúcar, en un cazo pequeño junto con las puntas de las alitas reservadas.
3 cucharadas de salsa de soja ligera, 1 cucharada de sake, 2 cucharadas de mirin, 0.5 cucharadita de jengibre, 0.5 cucharadita de ajo
Lleva la mezcla a ebullición suave, retira las puntas y añade el azúcar hasta que se disuelva por completo; en microondas también funciona: calienta 4–5 minutos.
1 cucharada de azúcar
Fritura
Primera fritura: calienta el aceite a 140–150 °C y fríe las alitas lentamente hasta que se evapore la humedad y queden casi pasadas.
Segunda fritura: sube la temperatura del aceite a 180 °C y vuelve a freírlas hasta que la piel esté bien crujiente y dorada.
Mientras aún estén calientes, pincela cada alita con una capa fina de glaseado por ambos lados, espolvorea generosamente con sésamo y añade una pizca de sal y pimienta.
1 cucharada de semillas de sésamo blanco, sal fina y pimienta negra
Para servir
Sirve las alitas acomodadas de forma atractiva, acompañadas de repollo y perejil.
repollo, perejil
Notas
Furaibō es el local fundado en 1963 que inventó el «tebasaki kara-age». Sus rasgos distintivos: sin rebozado, un glaseado suave de soja y mirin, mucho sésamo y una piel extracrujiente gracias a la doble fritura prolongada.Pincela las alitas en vez de sumergirlas: demasiada salsa las ablandaría. Si vas a duplicar la cantidad, prepara 1,5 veces el glaseado, pero sigue aplicando solo capas ligeras.